EL
MUNDO
17 abril
2022
Un
estudio apunta que ser amable puede mejorar la salud del cerebro
Un equipo de investigadores y médicos
de Texas ha descubierto que enseñar y practicar la amabilidad en casa mejora
tanto la resiliencia de los padres como la empatía de los niños
La amabilidad es poderosa y no sólo afecta a los
sentimientos de quien la recibe, sino que también puede repercutir en la salud
cerebral de toda la familia, según un estudio publicado en la revista
científica 'Frontiers in Psychology'.
Un equipo multidisciplinar de investigadores y médicos del
Centro de Salud Cerebral de la Universidad de Texas en Dallas (Estados Unidos)
trató de averiguar si un programa de formación por Internet sobre la bondad
mejoraba los comportamientos prosociales de los niños en edad preescolar y la
capacidad de recuperación de sus padres durante la pandemia de Covid-19.
El equipo descubrió que enseñar y practicar la amabilidad en
casa mejora tanto la resiliencia de los padres como la empatía de los niños.
Los investigadores estudiaron el impacto de un programa de formación 'online'
sobre la bondad que consta de cinco módulos breves en los que una vaca digital
describe ejercicios creativos que los padres pueden hacer con sus hijos para
enseñarles a ser amables.
"Nuestro objetivo es animar a los padres a participar
en interacciones prácticas y saludables para el cerebro con sus hijos que
ayuden a una mejor comprensión mutua, especialmente en momentos de estrés. Las
investigaciones muestran que la amabilidad es un fuerte potenciador del
compromiso social vibrante, que a su vez es un componente crítico
de la salud general del cerebro", explica la líder del trabajo, Maria
Johnson.
Para determinar cómo influye la amabilidad en la salud del
cerebro, el equipo pidió a los padres que encuestaran su propia resiliencia e
informaran sobre la empatía de sus hijos antes y después del programa de
formación.
Descubrieron que los padres son más resilientes y los niños
en edad preescolar son más empáticos después del entrenamiento en amabilidad.
Tanto la resiliencia como la empatía requieren habilidades cognitivas como
responder bien a los factores de estrés o considerar diferentes perspectivas.
Por lo tanto, sus resultados apoyan la idea de que la amabilidad puede influir
en la función cognitiva y en la salud general del cerebro.
Sorprendentemente, los investigadores descubrieron que los
niveles de empatía de los niños se mantenían por debajo de la media a pesar de
la notable mejora tras el entrenamiento. Esto podría deberse a que las medidas
de seguridad de Covid-19 limitaron significativamente el aprendizaje social y
emocional normal de los niños.
Los investigadores también comprobaron si la comprensión de
la ciencia que subyace al programa de formación en amabilidad afecta a la capacidad
de recuperación de los padres.
Un grupo aleatorio de 21 madres participantes recibió
algunos párrafos adicionales para leer sobre la flexibilidad y la plasticidad
del cerebro, pero los investigadores no encontraron ninguna diferencia en el
nivel de resiliencia de los padres, ni en la empatía de sus hijos, con la
adición de las enseñanzas de la ciencia del cerebro.
Los padres pueden aprender estrategias sencillas para
practicar la amabilidad de forma efectiva, justo en su propia casa, para crear
un entorno saludable para el cerebro de sus hijos.
"En momentos de estrés, tomarse un momento para
practicar la bondad para uno mismo y modelarla para sus hijos puede aumentar su
propia resiliencia y mejorar los comportamientos prosociales de sus hijos. No subestime
el poder de la amabilidad, porque en última instancia puede cambiar y moldear
la salud del cerebro", apunta otra de las autoras, Julie Fratantoni.
Los impactos de la amabilidad pueden incluso extenderse más
allá de las familias. "La amabilidad puede ser un poderoso potenciador de
la salud cerebral que aumenta la resiliencia, no sólo para los padres y las
familias, sino para la sociedad en su conjunto", concluye Johnson.